jueves, 1 de septiembre de 2011

Mi red está llena


Cuando Pedro le dijo a Jesús que él ya había tratado de pescar y que no veía utilidad alguna en hacerlo de nuevo, él (Pedro) debe haber sentido o visto algo en el Señor que lo hizo detenerse en seco.

¿Cuál fue la razón por la cual dijo que lo haría de nuevo? porque Jesús se lo pidió.
Y los resultados fueron redes llenas de peces.

Ahora, lo que no entiendo es la reacción posterior de Pedro. Estaba lleno de miedo y le dijo al Señor:
"Por favor, no te acerques a mí, soy un pecador."

Sí, tal vez, pero si Jesús decidió ayudarlo, no había razón para temer.
No entiendo el por qué Pedro tenía tanto miedo, pero puedo ver este pasaje como una gran esperanza.

Y es que mi red puede estar vacía en este momento, pero si me acerco a Jesús y le pido que me ayude, El puede estar dispuesto a mandarme de vuelta a la laguna y esta vez, contra todo pronóstico, regresaré lleno de peces.

En esta época, el pescado es una forma metafórica de llamar las cosas de otro modo; puede ser un trabajo, dinero, negocios, paz espiritual. Nosotros sabemos lo que necesitamos, Dios lo sabe aún mejor.

Pero este pasaje de los Evangelios, nos sirve muy bien, porque nos recuerda, que si estamos haciendo nuestra parte, que estamos trabajando hacia el objetivo que nos hemos fijado, podemos contar con su ayuda sobrenatural.

Así como lo hizo con Pedro.
Nada sin ti, y nada sin mí.

Pero hay un detalle, siempre lo hay. Sin embargo, es muy simple de sortear, o difícil, dependiendo de cómo lo veamos.

Si queremos que nuestros esfuerzos culminen en el éxito, debemos ser fieles a las enseñanzas del Señor y confiar que Dios tiene nuestros mejor interés en mente.

En otras palabras, se nos pide que tengamos fe.

Eso es todo lo que necesitamos.
Trabajar y tener fe.

El resto está en manos de Dios.

Pidamos a Nuestra Santísima Madre, la Mater de Schoenstatt que nos conceda la fe que va a motivar a Nuestro Señor Jesucristo que nos conceda el beneficio inmenso de su favor.