lunes, 29 de octubre de 2012

LA VIRGEN NOS AYUDA A CONSEGUIR LO QUE NECESITAMOS

Si queremos hacer algo, o necesitamos lograr un objetivo, tenemos que aplicarnos para conseguirlo, dedicarnos con esmero, trabajar con empeño; eso es lo que nos enseña la cultura occidental, que el trabajo tiene sus recompensas.

Y es cierto, pero antes que todo eso y esta parte tal vez no la enseña de la misma manera la cultura de nuestros tiempos, para lograr llegar a la meta, debemos comunicarnos con Dios, pedirle su ayuda y su asistencia, que esté a nuestro lado, que ponga lo que nosotros no sabemos o no podemos poner.

Y esto vale para todo, desde completar una faena hasta conseguir un deseo que anhelamos; si queremos lograr algo, hay que solicitar la asistencia de Dios y con él conseguiremos los mejores resultados; eso nos lo dice nuestra fe.

Para nosotros en el Movimiento Apostólico de Schoenstatt, la mejor manera de conseguir la asistencia de Dios, es a través de la Virgen María, acercarnos a ella y decirle que necesitamos la ayuda de Dios, ella se encargará del resto.

Con eso cumplimos con la frase que nos motiva y nos mueve a lograr aquello que nos proponemos:
Nada sin Ti, nada sin nosotros.

miércoles, 17 de octubre de 2012

EL MILAGRO DE MARIA


La sorpresa del amor


A veces las parejas pasan por momentos difíciles, nosotros no somos una excepción y tuvimos uno hace más o menos 15 años. Fue tan difícil, que por un tiempo no estuvimos juntos, yo por un lado ella por el otro. Esa, por supuesto, no es la manera como debe vivir un matrimonio; cuando se unen los destinos es para compartir la vida con amor y superar las dificultades juntos.

El amor es tan bello, que permite ver al otro como un ser extraordinario, no importa cuántos defectos tenga. Pero, a veces, nos desconectamos del amor y la habilidad de no ver los defectos desaparece y nos dejamos sumergir en los conflictos. Eso nos pasó a nosotros y el conflicto estuvo a punto de consumir el matrimonio.

Afortunadamente, la Mater tomó cartas en el asunto, se ocupó de nosotros e hizo que una pequeña luz brillara en nuestras almas, de modo que volvimos a ver el amor, por detrás de las dificultades. Comenzamos a hablar de nuevo, pusimos a Dios en los problemas y volvimos a estar juntos.

Y un buen día, para celebrar la reconciliación, hicimos un pequeño viaje. El resultado de este paseo fue un regalo del Señor:
“Estoy embarazada” fue la frase que se escuchó decir en medio de sonrisas y alegría.

Como toda pareja, contenta de recibir un nuevo miembro en su familia, fuimos al médico especialista, llenos de felicidad. Y fue cuando llegó el primer embate:
“El bebé no está vivo señora, allí no hay latidos del corazón. Lo mejor que puede hacer es someterse a un procedimiento.”

Sólo alguien que haya pasado por una situación similar, puede entender el golpe de esas palabras, sobretodo si vienen de uno de los doctores más renombrados.



No hay latidos

Salimos de la oficina del doctor muy afectados. Decidimos ir a otro que nos dio la misma respuesta.

“No hay latidos y ya debería haberlos.” Ambos recomendaban lo que llamaban “un procedimiento de limpieza”. Pero para nosotros era acabar con una vida, aunque dijeran que no la había.

Decidimos ir a un tercer doctor, no tan famoso como los anteriores, de menos renombre, pero quizás mas humano. El tampoco nos dijo nada esperanzador, pero las lágrimas de mi esposa lo convencieron de que debía ir un poco mas allá.

Le dijo: “Tú eres joven, puedes tener otros hijos.” Pero el llanto no cesó. Entonces se atrevió a sugerir algo diferente. “Hagamos otra cosa, esperemos una semana mas. Pero si en ese lapso no hay latidos, tendremos que hacer algo para sacar lo que tengas allí. Mientras tanto, pídanle mucho a Dios.” Lo dijo por decirlo, porque estaba convencido de que nada pasaría.

No nos quedaba otra cosa que hacer sino rezar. En ese momento, aunque debiéramos haberlo hecho antes, recordamos nuestro amor a la Virgen, sobretodo esa pequeña imagen que nos había presentado un amigo, se trataba de una Virgen cuyo movimiento nació en Alemania el 18 de Octubre de 1914.

Nos sentamos frente a ella y le pedimos que nuestro bebé estuviera vivo.

Sólo dijimos esto:

“Por favor, Mater, concédenos este milagro, que nuestro bebé viva.”


Somos impacientes

Los seres humanos somos impacientes, sobre todo cuando se trata de esperar por algo que deseamos mucho. Tal vez fuera por los problemas que habíamos vivido, porque la relación de pareja había estado sometida a una gran presión, pero lo cierto es que en ese bebé veíamos una esperanza para nuestra vida futura.

Quizás esa visión pudiera parecer egoísta, pero el amor es capaz de superar esas barreras. Por eso cada noche, durante esa semana de espera, rezamos y pedimos, una y otra vez a la Virgen de Schoenstatt que nos hiciera el milagro de interceder ante Dios y que el Señor diera vida a esa criatura que los médicos insistían en decir que no la tenía.

No fue fácil trabajar, dormir o comer, porque para ninguna de esas actividades existía el más mínimo deseo o entusiasmo. Las lagrimas surgían con rapidez y las sonrisas en cambio, estaban casi totalmente ausentes. Tratar de describir la angustia de la inseguridad escapa la capacidad de las palabras. Y sin embargo, teníamos que tratar de vencer la pesadumbre y demostrar una verdadera fe.

“Si creemos de verdad en Dios y en la Virgen” nos dijimos en una de las tantas oraciones que a diario elevábamos a los cielos, “tenemos que actuar con normalidad y creer, tenemos que pensar que nuestro bebe está vivo, así lo haría Jesús.”

Y con toda nuestra debilidad humana, decidimos creer y sentir que Dios y la Mater nos iban a tender la mano. Así pasó esa semana, creyendo en un milagro.

Y entonces llegó el día de volver al consultorio. El médico, con su acostumbrada actitud profesional, se aprestó a colocar el aparato de ecosonograma en el vientre de mi esposa que apretó mi mano con nerviosismo. Todos miramos a la pantalla y esperamos.

Entonces apareció la figura, pero la mirada del doctor fue preocupante. En un murmullo lo primero que le escuché decir fue: “no veo nada aun.”
Sentí que el mundo se me venía encima, pero el médico decidió insistir: “Déjenme tratar de nuevo.”


Nada alentador 

Aun no se veía nada alentador en la pantalla. Sólo una figura inmóvil, pero el latido del corazón no se notaba.

Sin embargo, entonces ocurrió algo, un movimiento apenas, una especie de salto y casi como por encanto, el médico dijo con una inmensa sonrisa de alivio.

“Miren, allí está el corazón, esta latiendo.”

Mi esposa lloró, pero esta vez de alegría, y yo me uní a ella en ese llanto.

Esa noche nos sentamos frente a la imagen de la Virgen y le dimos las gracias, llamamos a todo el mundo en la familia y le dijimos que mi esposa estaba embarazada. Todos se alegraron, con el augurio de una nueva vida.

Pero los seres humanos somos olvidadizos, con el pasar de los meses, los trabajos del embarazo nos hicieron acostumbrarnos a lo extraordinario y la rutina hizo que se nos olvidara el inmenso regalo que el Señor, por obra de su Madre, nos había dado.

Pero la Virgen no estaba dispuesta a dejar que pasáramos por alto su esfuerzo y con dulzura nos lo iba a recordar.

Como les dije, nosotros celebramos el 18 de octubre de cada año la fundación del Movimiento Postólico de Schoenstatt, el día que el Padre José Kentenich hizo su Alianza de Amor con la Virgen María en la capillita original de Alemania.

Estaba yo en un dia, que para mí era como cualquier otro, trabajando en mi oficina, cuando recibí una llamada de mi esposa, que sólo atinó a decir: “llegó el momento.”

Salí corriendo, llegamos al hospital y el médico nos recibió. Acompañé a mi esposa en ese hermoso momento, fue un parto natural y recibimos en nuestros brazos una hermosa niña.

¿Qué fecha es hoy?

Aunque parezca mentira, se nos había olvidado el milagro de amor que se nos había regalado. Hasta que mi esposa, con su bebé en los brazos me miró un momento y me preguntó:

“¿Qué fecha es hoy?”

Distraídamente le contesté: “hoy, no me acuerdo, déjame ver, ah sí, 18 de octubre.”

Entonces caímos en cuenta. Nuestra hija había nacido, por parto natural, el mismo día de la fundación del movimiento de Nuestra Mater de Schoenstatt, esa dulce Señora a quien le habíamos pedido un milagro.

Y por eso, para recordarnos su maravillosa obra, nuestra hija se llama: María Bernardette de Schoenstatt.

Gracias Mater.

domingo, 14 de octubre de 2012

ELLA OBRARÁ MILAGROS

Cuando estás en una situación difícil, es fácil quejarse, de hecho, es lo más sencillo.

Lo más difícil es ver hacia adelante con fe en Dios y estar seguro de que Jesús y la Virgen te acompañan en el camino y que todo, absolutamente todo, va a salir bien, porque todo está bajo el control y la voluntad del Señor.

Que las dificultades van a caer como los muros de Jericó cayeron al sonido de las trompetas, como lo dijo el Señor a Josué. Las trompetas son las oraciones que eleves a Dios para vencer los obstáculos.

Eso es tener fe, estar seguro de que la Mater te escucha y sabe lo que necesitas y que, con amor infinito, se acerca a su hijo como lo hiciera en Caná y te concederán el triunfo ante cualquier situación.


sábado, 6 de octubre de 2012

La Virgen de Coromoto en Schoenstatt

Una amiga venezolana vino de lejos, se perdio en el camino pero llego para ofrecerle a la Virgen de Schoenstatt su presencia como la Virgen de Coromoto para orar por el buen resultado de las elecciones de Venezuela.

Que la Mater bendiga a nuestro pais.




lunes, 1 de octubre de 2012

COMPARTIR EN FAMILIA FUE EL MOTIVO DE LA CENA POR EL SANTUARIO


EL SABADO SE CELEBRÓ LA V CENA POR EL SANTUARIO DE SCHOENSTATT EN EL SUR DE LA FLORIDA CON LA ASISTENCIA MASIVA DE LOS MIEMBROS DEL MOVIMIENTO

Por Gustavo Méndez y Belsay Hennig.
Radio Alianza de Amor
El programa de radio de la Mater de Schoenstatt en el Sur de la Florida.

COMPARTIR EN FAMILIA

Ese fue el tema de la V Cena por el Santuario de Schoenstatt que tuvo lugar el 29 de septiembre pasado en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes en Kendall. La familia del Sur de la Florida se reunió para recaudar fondos y algo más, para hacerle un homenaje, una fiesta a Nuestra Madre.

Pero si era una reunión para recoger fondos y una cena, ¿dónde estuvo el homenaje a la Virgen?
Esa pregunta tiene fácil respuesta. Una Madre se emociona cuando halagan y entretienen a sus hijos que han trabajado todo el año para construir y cuidar su casa. Cuando nos juntamos a celebrar la cena y divertirnos, la Virgen estaba allí con nosotros sonriendo de alegría.

Quizás ustedes no se dieron cuenta, pero yo la vi bailando con Alvaro y Gabi, con Robert y Paulina Vélez, con Freddy y Nancy, con Marcelo. Y la ví comiendo con las hermanas, con Aida, conmigo. Porque Ella estaba en cada uno de nosotros.

Sea cual sea la cantidad recaudada, de una cosa estoy seguro, la Mater está contenta y esperando que el próximo año trabajemos tanto como éste para que la fiesta sea igual de agradable y maravillosa.