miércoles, 20 de junio de 2012

Dios llena los corazones – la séptima bienaventuranza



Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios.
Para ser limpio de corazón no hay que ser santo, pero sí esforzarse como ellos. Dijo Jesús que si deseábamos entrar al reino de los cielos, teníamos que hacernos como niños pequeños ¿Por qué? Porque los niños son limpios de corazón, inocentes, capaces de creer.
Limpia tu corazón de odios, de dudas de miedos, llénalo de confianza y de fe, vacíate de ansiedad, de angustias y d temores; cuando haces eso, te estas comportando como un niño pequeño y a medida que te comportas así, ese vacío se va llenando de algo totalmente diferente, te sientes seguro, tranquilo, confiado sin temor ¿qué es eso que sientes? Eso que sientes es Dios.
Haz la prueba, no es nada difícil siéntate por un momento; si estás en el santuario mejor, hazlo allí. Cierra tus ojos y entrégale tu corazón a la Mater, cando lo hagas, vacíate de temores o de dudas y deja que Ella te llene.
En ese momento vas a experimentar la presencia del Señor. Estoy tan seguro de eso, que en este momento en que lo estoy escribiendo, cerré los ojos y me deje llevar por esa confianza y me sentí en el cielo.
Tiene razón Jesús, los limpios de corazón verán a Dios y no hay que esperar a estar en el cielo para experimentarlo

No hay comentarios:

Publicar un comentario