domingo, 17 de junio de 2012

La sed y el hambre saciadas por Dios



Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Una cosa se repite constantemente en los Evangelios y en toda la Biblia, Dios está dispuesto a colmar nuestras necesidades.
En días pasados, escuché a un personaje de una película decir algo muy interesante y que me dio una visión diferente sobre el uso que le damos al dinero.
El hombre decía que todo le pertenece a Dios, por lo tanto, el dinero también es de Él.
“No es mi dinero, es de Dios, y el permite que lo usemos, por lo tanto yo le pido que me ayude a utilizarlo como Él lo desee, para bien de todos.”
Cuando se piensa así, esta bienaventuranza nos dice que la justicia, económica, y de todo tipo, está en manos de Dios.
Menos mal, porque Dios es justo y nos ama, por lo tanto, recibiremos justicia.

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